Los sectores médicos conservan por su propia naturaleza una carga superior de microorganismos en el ambiente y las superficies, fácilmente propagables de contagio. Debido a esto, la higiene debe ser específica y rigurosa, con el foco en la desinfección y el cuidado de los pacientes y el personal. El trabajo arduo de los profesionales de la limpieza.
La higiene en laboratorios, centros de salud, hospitales y clínicas es una acción que sí o sí debe estar ligada a profesionales del servicio. El motivo tiene que ver con que este precisa de una eficiencia única por el tipo de actividad que allí se lleva a cabo, donde el peligro de contagio es muy superior a la media de otros ámbitos.Un ejemplo de este trabajo es el equipo de CleanManagers, uno de los servicios líderes en la Buenos Aires y cercanías que opera con los establecimientos sanitarios más reconocidos validando cada uno de los procesos, con la premisa de que trabajar en un ambiente higienizado y desinfectado ayuda a reducir en hasta 95% el nivel de virus y bacterias potencialmente riesgosas.
En concreto, la limpieza de estos entornos por medio de un protocolo definido resguarda la seguridad y la salud de propios y ajenos, impidiendo peligros y asegurando buen funcionamiento.
El valor de la limpieza en espacios médicos
Aun cuando la contingencia de ser víctima de transmisión directa por contacto es mínima, la realidad es que la gran responsable de muchas de las infecciones es la contaminación cruzada, que se da por medio de la manipulación de objetos y de instrumentos de uso clínico, en particular en zonas de quirófano. De ahí, la necesidad de desalentar la existencia de microorganismos que residen en camas, instrumentos y equipos médicos.
Cómo se efectúa el trabajo de higiene en clínicas, laboratorios y hospitales
Después de realizar un cuidadoso relevamiento de los sectores de más riesgo: crítico, el quirófano, cocina-comedor, urgencias, y no crítico, salas de espera, baños y ascensor, los especialistas definen el equipamiento a usar y sus protocolos, que suelen ser frecuentes, para conseguir reducir lo más posible la dispersión. De esta forma, la limpieza se da en una clasificación que va de la habitual y más sencilla a la profunda.
En este punto, cada uno precisa de elementos de uso concretos y pasos a efectuar bien detallados con el fin de eliminar suciedad, polvo y manchas acumuladas con soluciones espumosas y detergentes, lo que mejora el espacio y reduce la carga de microbios.
Por último, se aplica una limpieza más profunda usando otros tipos de productos de desinfección que cortan y eliminan todo crecimiento y propagación posible. En todos los casos, va acompañada de elementos anexos como máquinas extractoras, aspiradoras y lavadoras que consiguen más eficiencia a determinadas áreas y elementos, removiendo suciedades.
Como vimos en el desarrollo, la importancia de la limpieza hospitalaria y la forma de mantenerla es clave para asegurar tranquilidad en estos ámbitos tan delicados, previniendo riesgos. Entonces, la necesidad de contar con un servicio experto y con el equipamiento preciso para cada sector según su nivel de riesgo es clave.