El dato del IPC de enero del 6%, el más alto en los últimos 32 años para un comienzo de año que proyecta una sombra sobre febrero, volvió a encender las alarmas dentro del Gobierno.
El comienzo del 2023 no fue lo que esperaban en el gobierno, un comienzo de año caliente que pone dificultades de entrada a las aspiraciones del equipo económico en materia inflacionaria en pleno año electoral que, a su vez, tendrá al dólar como otro frente que deberán atender desde el Palacio de Hacienda, no solo para evitar una disparada de la cotización paralela sino también por la acumulación de divisas en el Central, le mete presión a las aspiraciones de propios y extraños.
La suba de precios de comienzo de año no solo sigue dejando un piso elevado, sino también un arrastre que presentó el incremento del 40% en los precios en la hacienda de pie, en la segunda quincena de enero, que provocó el alza en el valor de la carne vacuna, por lo cual alimentos será de nuevo el rubro que traccione para arriba el IPC en el corriente mes.
El 6% fue el dato más alto para un comienzo de año desde 1991, cuando enero de ese año marcó un 7,7%. El economista Salvador Vitelli explicó a PERFIL que “es una dinámica que preocupa mucho teniendo en cuenta que enero siempre fue un mes con cierta estacionalidad en la demanda de dinero, la gente necesita pesos y eso hace que los precios no varíen demasiado”.
En lo que resta del año, distintos factores seguirán presionando sobre una inercia inflacionaria difícil de desarmar en el corto plazo. Entre ellos, el impacto de la sequía sobre el precio de algunos alimentos; el traslado al consumidor del ajuste en los precios de la hacienda vacuna; la dinámica de los ajustes salariales en un año de elecciones; los incrementos pendientes en las tarifas de servicios públicos; un crawling peg cambiario más alineado con la inflación; las restricciones sobre las importaciones y tensiones sobre la brecha y las expectativas de devaluación en medio de la transición electoral.
Por otro lado, el otro frente que deberá afrontar el Gobierno este año será lograr que no se dispare la divisa paralela que, de ser el caso, sumará más leña a la inflación.
Por lo pronto todo indica que mas allá de las promesas de campaña, febrero no escapará a la tendencia inflacionaria reinante.