El “impuesto al lujo” surgió a principios del año 2014 con la intención de gravar a los modelos importados premium, pero con el paso del tiempo se fue desvirtuando al punto que hoy afecta a todas las marcas generalistas en modelos de su franja media e incluso baja.
La segunda escala es sobre los modelos cuyo precio salido de fábrica parte en los $6.557.000. Aquí la alícuota de este impuesto sube al 35%.
Con la nueva serie dispuesta desde septiembre, quedará por ver qué ocurre con las nuevas listas de precios oficiales de las automotrices y cómo se traducen en el precio de venta al público (es decir, cuántos modelos serán alcanzados por el impuesto).
La base imponible de la AFIP se actualiza cada tres meses y subió un 17,7% respecto de los valores que regían desde junio. Los montos actuales regirán hasta el 30 de noviembre inclusive.
Al publicar sus listas oficiales, las automotrices hacen esfuerzos para evitar que los modelos no caigan en la primera o segunda escala del impuesto, como ubicar al mismo precio autos con distinto equipamiento (“topearlos”, como se dice), pero de todas formas cada vez más autos son afectados por el tributo.