Salud:
Cómo afectan los probióticos a nuestro organismo

Los probióticos, que están presentes en algunos alimentos fermentados desde hace tiempo, empezaron a sonar fuerte y a ganar popularidad durante la pandemia de covid que azotó al mundo desde el 2020.

Su rol en la defensa del organismo hizo que la población general se interesara en su acción. Sus beneficios van más allá ya que son variados y es por eso que cada vez más gente los adopta dentro de sus hábitos.

Los probióticos se encuentran naturalmente en el cuerpo humano y en determinados alimentos. “Se usaron siempre, desde hace millones de años, porque se sabía que eran buenos para la digestión. Actualmente quienes tienen problemas digestivos o de constipación se ven favorecidos con el consumo de probióticos”, asegura María Claudia Sempé, licenciada en Nutrición (M.N. 876). Su principal acción se desarrolla en el aparato digestivo, que se protege, gracias a ellos, de microorganismos nocivos, mejorando la digestión y la función del intestino. Su efecto se consigue ya que, una vez en el interior del aparato digestivo, pueden afectar a la microbiota o microbioma intestinal, formado por microorganismos, en su mayoría bacterias, que habitan en el intestino grueso.

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Su consumo regular aporta otros beneficios: “interfieren con las potenciales bacterias malas de la flora intestinal, llevándolas a un equilibrio de coexistencia; mejoran la función de barrera, es decir, impiden la absorción de microorganismos dañinos para la salud; regulan el sistema de defensas locales y producen neurotransmisores, que son sustancias que mejoran la comunicación entre las células”, afirma Diego Wappner. Su acción se percibe no sólo en la microbiota, sino también en componentes celulares del eje intestino-cerebro, alianza clave para regular conductas vinculadas a los hábitos alimentarios.

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Beneficios de los probióticos.

Los principales beneficios de los probióticos son:

Combatir y prevenir enfermedades intestinales como colitis, síndrome del intestino irritable, enfermedad de Crohn e inflamación intestinal.

Combatir enfermedades como cáncer, candidiasis, hemorroides e infección urinaria.

Mejorar la digestión y combatir la acidez.

Combatir el estreñimiento y la diarrea, regulando el tránsito intestinal.

Aumentar la absorción de nutrientes, como vitamina B, calcio y hierro.

Fortalecer el sistema inmunológico, por aumentar la producción de macrófagos, unas células de defensa del organismo.

Impedir la proliferación de bacterias malas en el intestino.

Ayudar a digerir la lactosa, especialmente en personas con intolerancia a este componente.

Prevenir problemas como obesidad, colesterol alto e hipertensión.

Prevenir alergias e intolerancias alimentarias.

Ayudar a mejorar el humor, pues se ha encontrado una relación directa entre el equilibrio de la flora intestinal con una disminución de enfermedades como la depresión y la ansiedad.

Podrían ayudar a mejorar condiciones como el autismo, pues algunos estudios parecen indicar que hay mejoras no solo a nivel gastrointestinal sino también a nivel del comportamiento, mejorando la habilidad para concentrarse y escuchar.

Una flora intestinal sana y rica en probióticos comienza a formarse desde el nacimiento, especialmente cuando el bebé nace por parto normal y cuando es amamantado con exclusividad durante el inicio de la vida.
Cómo tomar probióticos

Hay dos formas de ingerir probióticos:

Por una parte, tenemos la posibilidad de aumentar el consumo de alimentos que son considerados como probióticos naturales, como el yogur o el kéfir.

Por otra parte, se puede hacer mediante el uso de suplementos con probióticos.