El calendario avanza y las elecciones comienzan a marcar el pulso político del país. En un escenario cargado de incertidumbre, tensiones internas y negociaciones silenciosas, el PRO —alineado con Jorge Macri en la provincia de Buenos Aires— empieza a mover sus piezas con determinación.
Con la mirada puesta en un año clave, el partido busca reconfigurarse territorialmente y consolidar su liderazgo en uno de los distritos más determinantes del país.
En los últimos días, el PRO llevó adelante una serie de reuniones estratégicas que no pasaron desapercibidas. El epicentro político volvió a instalarse en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde se analiza con minuciosidad cada paso de cara a lo que muchos consideran la elección más trascendental desde la fundación del partido. Pero el foco no se limita a la capital: la provincia de Buenos Aires, con su peso electoral indiscutido, se convierte en un campo de batalla prioritario.
Una reunión clave y los primeros movimientos
Este lunes se realizó un encuentro determinante para comenzar a delinear el esquema electoral del PRO en la provincia. Participaron figuras de peso como Soledad Martínez, intendenta de Vicente López y actual vicepresidenta del PRO, el secretario de Gobierno César Torres, el senador provincial Christian Gribaudo, y referentes de distintos distritos, entre ellos, el dirigente local Ignacio Castaños.
Las conversaciones giraron en torno a dos ejes centrales: el fortalecimiento del trabajo territorial y la definición de una estrategia electoral clara frente a la posible suspensión de las PASO en la provincia. En este sentido, se busca evitar fracturas internas y promover acuerdos que permitan al PRO mantenerse competitivo en un contexto de alta fragmentación política.
“Somos PRO y eso no lo vamos a perder”
En diálogo con la prensa, Ignacio Castaños fue contundente al describir el momento que vive el partido:
“El PRO está más vivo que nunca, con un trabajo territorial consolidado y una agenda legislativa que va más allá de cualquier cierre de alianzas electorales”.
Al ser consultado por la posibilidad de consensos con otros espacios, el dirigente afirmó:
“Nadie está en contra de construir consensos políticos, porque tenemos un objetivo claro: ganarle al kirchnerismo. Pero eso no significa que dejemos de ser lo que somos. Somos PRO, y eso no lo vamos a perder”.
Estas declaraciones reflejan una postura firme de cara al armado electoral: abrir el diálogo sin diluir la identidad del espacio.
El escenario electoral y la incógnita de las PASO
Con la reciente convocatoria a elecciones para el 7 de septiembre por parte del gobernador bonaerense, se activó el cronograma electoral y, con él, las urgencias dentro de cada partido. A esto se suma un movimiento legislativo que podría cambiar las reglas del juego: el Senado provincial ya dio el primer paso hacia la suspensión de las PASO, un escenario que reconfigura el mapa de las internas y podría favorecer la consolidación de liderazgos más verticales.
Esta movida se asemeja a lo sucedido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde las opciones electorales no dependen de una única fuerza sino de múltiples actores en juego, obligando a todos los espacios a redefinir sus alianzas, mensajes y candidaturas.
Un PRO reconfigurado para un año decisivo
Con la figura de Jorge Macri como referencia indiscutida dentro del espacio en Buenos Aires, el PRO busca salir fortalecido de este proceso de reconfiguración. El desafío no es menor: reconstruir su vínculo con el electorado, recuperar presencia territorial en zonas críticas y, sobre todo, mostrar cohesión interna frente a una sociedad cada vez más exigente con la política.
El partido apuesta por una estrategia dual: por un lado, reforzar su narrativa como fuerza de gobierno con gestión visible y resultados concretos; por otro, mantenerse firme en su postura ideológica, sin resignar identidad ni valores fundacionales.
La cuenta regresiva ya comenzó
Las elecciones de 2025 serán un punto de inflexión para el PRO. En la provincia de Buenos Aires, donde se define buena parte del futuro político nacional, cada paso cuenta. Las reuniones, las declaraciones y los primeros movimientos no son casuales: responden a una necesidad urgente de organizarse, definirse y, sobre todo, prepararse para competir.
Mientras el tablero político comienza a ordenarse, el PRO muestra sus cartas con anticipación. Con liderazgo, estructura y convicción, se encamina hacia un proceso electoral que pondrá a prueba su capacidad de reinventarse sin perder su esencia.